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viernes, 31 de agosto de 2007







José Tomás evoluciona favorablemente de la cornada recibida el miércoles mientras lidiaba a su primer toro en la plaza de Linares (Jaén), justo el día en el que se conmemoraba el 60º aniversario de la muerte de Manolete. Según el parte de ayer del hospital de San Agustín de Linares, el diestro pasó la noche tranquilo, sin fiebre y con antibióticos para evitar infecciones en la herida. Su pronóstico es reservado. José Tomás fue trasladado ayer al hospital El Ángel de Málaga para estar más próximo a su residencia de Estepona. El torero podría volver a los ruedos el 12 de septiembre en Salamanca. Desde su reaparición el pasado 17 de junio en Barcelona, José Tomás ha resultado herido en cuatro plazas.
Mis hijas no han visto nunca (ni ganas) una corrida de toros: pa lo que había que ver... Pero su padre les contará, babeando de orgullo y emoción, que una tarde en Linares, en el 60º aniversario de la muerte de Manolete, parece que fue ayer, y minutos antes del torniquete de corbatín que no impidió que regara la arena con su sangre, le brindó un toro José Tomás, esta vez, sí, de purísima y oro.
La historia viene de lejos: hasta el abajo firmante, en el dorado ocaso de Curro y Antoñete, estaba a punto de pedir el carné de miembro de la sociedad protectora de animales, cuando empezó su vida pública José Tomás. Como tantos otros que, después de 20 años, o de 60, ayer, en Linares, han vuelto a las plazas para respirar ese perfume de verdad, de misterio y de leyenda que solo él encarna a manos llenas. Nadie que uno haya seguido respeta tanto al toro y a sí mismo hasta el punto de no concederse la más mínima ventaja. Nadie. Su terreno es el del toro. Lo he paladeado en sus cuatro etapas: al principio, la revelación; antes de retirarse, la duda; retirado ya, la tortura interna, la reflexión y, por fin, en su gloriosa y apasionada vuelta, la insobornable madurez, la confirmación cabal de la leyenda. Lo he aplaudido, he sufrido y gozado con él, de qué manera, en Barcelona, Madrid, Lima, El Puerto, Almería, Linares, etcétera. Estuve en la Monumental, del brazo de Serrat, soportando en trance la kale borroka antitaurina la tarde de su ruidosa reaparición. Incluso alguna vez, hace un lustro, me sorprendí a mí mismo en un tendido de Las Ventas peleándome a gritos -sí, como un energúmeno, ¿pasa algo?- con los inevitables antitomistas (los maniqueos, ¿recuerdan?). He disfrutado de su palabra, tan sabia como escasa, de su inquietante mirada y de su noble amistad estos años de ausencia de los ruedos y puedo asegurarles que si, como decía el clásico, se torea como se es, no hay mejor paradigma que Tomás. ¡Qué falta hacía! Como es carne de copla y de soneto he escrito mucho sobre su arte, pero siempre se queda uno tan corto... ¿Cómo estar a la altura de la sangre? Empecé a sospechar cuando me hizo saber por terceros, con exquisita discreción, que quería invitarme a Linares. En el viaje de ida corneaban isleros mi barriga. Hotel Cervantes. Dos entradas de barrera. Como en una postal sepia me acordé de mi padre, con quien iba de niño a la feria de san Agustín. Mesa camilla y pantalones cortos. Sabía, eso sí, que haría el paseo de purísima y oro. No como Manolete, que fue de palo rosa, sino como la licencia cromática que me permití en una canción que ayer acabó de unirnos para siempre.
Tendido 2. Bordados de capote en la barrera. Allá se vino con esa solemne naturalidad marca de la casa que atesora como un sacerdote que oficiara un rito pagano y olvidado. Yo me desmonteré también, temblando (pedazo de panamá, oiga). No diré lo que dijo en el brindis. Eso queda para mí. Pero supe lo que se siente con una montera húmeda en la mano cuando el torero, mi torero, se inmola en el culto sagrado de la vergüenza torera, la pasión y la sangre. También sé que no podré explicarlo. Me haría falta la pluma de Joaquín Vidal con ese tono tan suyo de moderno revistero antiguo. Luego la enfermería, la del cloroformo, la de Manolete, y después los teléfonos ardiendo en el hospital ya de vuelta a Madrid, con una luna como de albero, más redonda y más naranja que nunca, porque toco mañana en Illescas, y con Vinatero (así se llamaba el de Núñez del Cuvillo) esta vez en la barriga y estatuarios en el alma, sintiéndome, perdonen la arrogancia, casi culpable. Cúchares me dispense pero no puedo dejar de pensar que, no tan inconscientemente, el de Galapagar hizo lo posible y hasta lo imposible, porque el toro se las traía y miraba y avisaba, para estar en la misma camilla, en el mismo gajo de terreno, en el mismo purgatorio con azogue del espejo en que se mira: Manuel Rodríguez Manolete. ¿Se trata de un loco? Nada más lejos. Se trata, sobre todo, de un hombre, de un torero, de un artista, con un orgullo que no deja sitio a la vanidad, de corazón caliente y sangre fría con creces derramada. De poetas, no de paparazzis, de telediarios, de informes semanales, no de inmundos tomates. Bendito sea. Más místico que épico. Más heterodoxo que académico, con más duende, más único que nadie. En tiempos de emociones tan triviales, tan de usar y tirar, la mano izquierda de Tomás redime. Que se lo pregunten a Vicente Amigo, a Jorge Sanz, a José Ramón de la Morena y a tantos otros, incluido el sublime Morante de la Puebla, que ayer lo vio, estupefacto, como yo. A estas alturas de cantantes todo a cien, poetas muertos y controles antidoping, me queda una sola adicción y la más grave: se llama José Tomás y, como cura de todo, no tengo intenciones de curarme. Gracias, amigo. Salud, maestro. Cuídate lo justo.
Joaquín Sabina. Desde el tendido 2.

viernes, 23 de marzo de 2007

REFLEXIONES CON SABINA... AGOSTO 2006





ENTREVISTA: AQUÍ UNOS AMIGOS
José Tomás (Biografía)

Joaquín Sabina: "¿Eres consciente del insoportable brillo de tu ausencia?"
José Tomás: "Las ausencias que más duelen no son las elegidas"

Joaquín Sabina, de 57 años, lo dijo enseguida: quería conversar con José Tomás, de 31. El torero dijo sí rápidamente. Lleva dos años fuera de los ruedos. Es un poeta, hablando y en silencio. Un tipo tan joven, con tanta madurez. Lo da el miedo, acaso, dijeron. El músico y su amigo se encontraron en la casa de Sabina. Éste tomó whisky. José Tomás, un refresco.
Juan Cruz
EL PAÍS -19-08-2006
El torero José Tomas y el cantante Joaquín Sabina, en Madrid. (LUIS MAGÁN)
Joaquín. Mi intención es hablar de este hombre al que yo venero, y hacerlo en un periódico de gran difusión en el que no todos sus lectores son taurinos. Querido Tomás, ¿eres consciente del insoportable brillo de tu ausencia? Hay gente que desprecia lo taurino, pero nadie ignora que hubo un tipo llamado
José Tomás que brilla ahora por su ausencia. ¿Eres consciente de eso? ¿Cómo lo llevas?

José Tomás. Soy consciente. Pero las ausencias que más duelen no son las elegidas, como la mía.

Joaquín. ¿Tú decidiste conscientemente irte?

José Tomás. Sí, por eso duele menos. Este mes de mayo último ha sido duro; perdí a un amigo. Esa ausencia sí que la siento, y mucho.

Joaquín. Y ni siquiera brilla, sólo duele.

José Tomás. La mía es una ausencia elegida, se puede restaurar.

Joaquín. ¿Quieres decir que volverás?

José Tomás. No, no lo quiero decir. Pero sí que lo podría hacer. En cualquier momento. La ausencia que más duele es la que no se elige y la que no se puede
volver a sustituir.

Joaquín. Corren muchas leyendas sobre ti. Por ejemplo, dejas de torear y te dejas barba, porque un torero con barba no puede ser. De hecho, yo ayer me afeité la barba para que estuviéramos un torero con barba y un cantante sin barba, y me ha salido fatal. Corre la leyenda de que te hiciste hippy, y que te fuiste a Estepona, a jugar al fútbol en un equipo de Tercera División.

José Tomás. Hay leyendas que son ciertas y otras que son leyendas. En mi caso, la barba me la dejaba en los inviernos.

Joaquín. Pero no has tenido los huevos de hacer el paseíllo con barba. La liturgia es la liturgia.

José Tomás. Eso no es cuestión de huevos; la barba me la he dejado en invierno, y he toreado con barba, en el campo. Y lo del fútbol es cierto, he jugado en un equipo de Estepona. El Macarena. Por un bar en el que voy a tomarme una cervecita de vez en cuando, tranquilamente, con mis amigos.

Joaquín. Tu abuelo y el fútbol. Cuéntame la historia.

José Tomas. Mi abuelo es muy importante en mi vida. Todos los días me llevaba a Las Ventas, cuando era un crío de diez u once años. A San Isidro. He visto muchas faenas. Me gustaba el fútbol, del Atleti de toda la vida. Y él quería que fuese torero.

Joaquín. Te destrozaba los balones si te veía jugar al fútbol. Para que fueras torero.

José Tomás. Puso la fe y la ilusión para que su nieto fuera torero. Fue realidad su sueño.

Joaquín. Te ponías donde nadie se ponía. Y te fuiste. Hay gente que dice que no se torea igual comiéndose los mocos que con mucho dinero.

José Tomás. En mi caso no tiene que ver con el dinero. Nunca se puede poner uno delante de un toro por dinero. Porque no hay nada que pueda pagar la vida de un ser humano.

Joaquín. ¿Qué le dirías a la sociedad protectora de animales, a los canarios [que no autorizan los toros], a Esquerra Republicana..., a los que dicen que es espectáculo bárbaro?

José Tomás. No comprendo que se recurra al insulto para defender lo que ellos defienden.

Joaquín. ¿Cómo defiendes la muerte del animal?

José Tomás. Poner un animal a la altura o por encima de una persona como ser humano no lo puedo comprender.

Joaquín. ¿Un buen argumento?

José Tomás. Tampoco soy la persona más indicada. Pero uno bueno es que me fueran a ver a torear en Barcelona.

Joaquín. ¡Olé! "Iros a ver a José Tomás y dejaros de mariconadas".

José Tomás. A Barcelona.

Joaquín. Donde yo te vi. ¿Qué hay en ese terreno? Nadie sabe muy bien cómo eres, nadie te conoce. No has pisado mierda, no concedes entrevistas.

José Tomás. Sabes qué hay en eso.

Joaquín. ¿Qué hay?

José Tomás.
De purísima y oro... Yo creo que uno debería vestirse, no ya en el toreo, sino en la vida, de purísima y oro...

Joaquín.
De purísima y oro es una canción que hice pensando en ti, para Manolete. Una historia preciosa. El 28 de agosto, el mismo día que mató un toro a Manolete en Linares, tenías que torear, y te pusiste de purísima y oro, como la canción... Tienes en un altar a Manolete...

José Tomás. Es un ejemplo. Me fascina el misterio, la naturalidad, la hombría con la que afrontó lo que tenía que afrontar.

Joaquín. Dejaste ir toros vivos. ¿Qué pasa cuando uno dice "a este toro no lo mato"?

José Tomás. No sé. Me pasó primero en México. Fatal, al principio eso se vive fatal. Es como el deber no cumplido.

Joaquín. Antes los toreros llevaban casetes de Concha Piquer. Tu generación empieza a escuchar otras cosas.

José Tomás. La primera vez que te escuché fue en México. Un ganadero mexicano te escuchaba constantemente. Y nos dieron las diez. La siguiente canción que me cautivó fue Sin embargo. Esa música me ha ayudado terriblemente. Tu música ha sido como la oración a la que encomendarme.

Joaquín. No me digas eso.

José Tomás. Me ha pasado estar en el burladero, con el capote, esperando, y pasárseme por la cabeza canciones tuyas.

Joaquín. ¡Calla, calla!

José Tomás. Eso me ha ayudado mucho a soportar el miedo.

Joaquín. El maestro Esplá dice que eres el último torero que ha visto que no tiene miedo.

José Tomás. Tengo miedo. Soy un ser humano y he pasado mucho miedo.

Joaquín. ¿Cómo llevas que se diga "Vuelve, José Tomás, haces falta"?

José Tomás. Me reconforta. Pero no me empuja. Lo que me presiona soy yo mismo. Últimamente, sobre todo siento que algo de mi espíritu pasa hambre. Esa hambre la tengo que alimentar ahora. Necesito ahora torear de salón todos los días.

Joaquín. ¿Lees?

José Tomás. Pues sí que leo. Últimamente he leído la historia de Ava Gardner, de Marcos Ordóñez; se titula Beberse la vida. Mucha, mucha historia del toreo.
Joaquín. ¿Y lees poesía?

José Tomás. La tuya.

Joaquín. ¿Qué es el miedo? ¿Cómo es esa siesta espantosa que echáis antes de la corrida?

José Tomás. Es espantosa, sí. Siesta no suelo dormir; los días de corrida salgo a pasear, y me tumbo luego en la cama. Pero no duermo.

Joaquín. ¿Te gusta que la gente vaya a verte vestirte?

José Tomás. No. Nadie.

Joaquín. José, ¿cuándo dices "no sólo voy a ser torero, sino que voy a ser Dios"?

José Tomás. Poco a poco. En México fue cuando dije que iba a dedicar mi vida a eso...

Joaquín. ¿Volverás? ¿Y te pondrás en el sitio donde te ponías?

José Tomás. Si no pensara que me iba a poner en el mismo sitio nunca volvería. Si vuelvo algún día es porque me voy a poner en el mismo sitio y voy a tratar de torear mejor que lo que hacía. Y ahora te pregunto yo: ¿qué piensas que puede ser la muerte?

Joaquín. Pasemos a la siguiente pregunta... Me aterroriza, no tanto la muerte, sino el deterioro físico... Cuando me dio el marichalazo..., no dolía, pero al tercer día quise ir a mear y entonces me tuvieron que bajar los calzoncillos, y eso a Luis Aragonés y a los de mi pueblo nos humilla muchísimo. Y yo dije: así no quiero vivir. Hasta ahí, no.

José Tomás. Olé.





José Tomás (1975- ), matador de toros español, una de las grandes figuras de la tauromaquia durante los últimos años del siglo XX y los primeros del XXI.
Nació en Galapagar y es sobrino-nieto del ganadero Victorino Martín. Debutó de luces en febrero de 1991, con picadores en junio de 1993 y se presentó en Madrid como novillero en 1995. Tomó la alternativa en México el 10 de diciembre de ese mismo año, de manos de Jorge Gutiérrez y con Manolo Mejía como testigo, con un toro de Xajai; la confirmó en Madrid en mayo de 1996, de manos de José Ortega Cano y con Jesulín de Ubrique como testigo. José Tomás lanzó su carrera en México, donde se formó para llegar a España con un espléndido rodaje como novillero. Ya como matador, los más importantes cosos de su país, como las Monumentales de las Ventas y de Barcelona, se rindieron a su arte. Éste se caracterizó siempre por una valentía cercana al desprecio del riesgo, unas excepcionales cualidades para el toreo al natural, gran habilidad con la espada y por su capacidad para rendir al máximo en las plazas y ante las ganaderías más difíciles. Especialmente brillante es su toreo con la mano izquierda, situándose muy cruzado con el toro y ejecutando la suerte con gran pureza, lo que le costó varias cornadas graves y, a la vez, le consagró como uno de los mejores toreros de las últimas generaciones junto a Enrique Ponce y Joselito. Su llegada a las grandes ferias supuso casi una revolución en el escalafón taurino y, probablemente, la apertura de una nueva época en el mundo de los toros. En septiembre de 2002 anunció su retirada temporal de los ruedos.



miércoles, 21 de marzo de 2007







UN POEMA, BARCELONA Y JOSÉ TOMÁS



Ni de Sevilla ni de Ronda,
su estilo de torear,
puro aire de la sierra,
de su pueblo de Galapagar.

Capote de maravilla
muleta de terciopelo,
el eco de los olés,
se oye hasta en el cielo.

Valor y talento torero
como los diestros cabales,
tiembla la Monumental
cuando dibuja sus naturales.

Faenas de ensueño,
si García Lorca te viera
que romance escribiría
sobre tu casta torera.

Fuente de emoción,
en pié la plaza entera,
nadie toreó así
en plaza de tanta solera.

Once orejas de oro
en tres tardes de clamor,
y tres salidas triunfales
por la puerta del honor.

Ha surgido un idilio,
no se borrará jamás,
José Tomás y Barcelona,
Barcelona y José Tomás.

http://www.jose-tomasdemadrid.com/


17 JUNIO MONUMENTAL DE BARCELONA. EL AVE FENIX RENACE DE SUS CENIZAS
Una noticia en la radio, José tomás reaparece en la monumental de Barcelona el 17 de Junio,
y en ese momento mi afición adormilada producto de las tardes espesas y anodinas en las Ventas , en ese momento, despertó de tan prolongado letargo, de tantos vanos intentos de encontrar un natural, una manoletina , unos ayudados por bajo , una sombra del Maestro de Galapagar.
Soy sincera, me devuelve las ganas de ir a los toros y de seguirle por las plazas... solo por sentir lo que es el toreo puro, llevado al limite de lo irreal.
Me decido a alimentar este blog con las noticias, crónicas y comentarios que de esta nueva andadura se hagan eco.
Vuelve el genio, que Dios reparta suerte!