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sábado, 30 de mayo de 2009

Conde indulta un bravo Garcigrande, José Tomás, tres orejas y Tejela, dos en Nîmes


www.burladero.com

Apoteósica e histórica cuarta de la Feria de Pentecostés en Nîmes, propiciada por la gran corrida de Garcigrande, cuyo cuarto ejemplar, de nombre Lanero, Nº, 83, negro de capa, nacido en noviembre de 2004, ha sido indultado por Javier Conde. El tercero, premiado con la vuelta al ruedo, permitió que Matías Tejela ofreciera su mejor versión y diera réplica a la gran faena de José Tomás al noble segundo.

La cima de la tarde ha llegado con el bravo cuarto, al que Conde ha indultado después de brindar la faena a José Tomás. Un animal que fue sin dudarlo al caballo y empujó bajo el peto y que en el muleta embistió con alegría, repitió a la distancia y permitió a Conde desplegar lo mejor de su tauromaquia. Inició el malagueño con naturales desmayados y, muy a gusto el torero, continuó en series con su particular aroma y gusto que desataron la locura en los tendidos.

A más el torero, muy jaleado y empujado por el público, ligó circulares sin descanso al final en series muy intensas donde el torero giraba y el toro seguía embelesado la muleta. La plaza comenzó a pedir el indulto y el palco lo concedió.

Anteriormente, Matías Tejela había dado réplica y de qué manera a las dos orejas de José Tomás al segundo culminando una gran obra a un gran toro de Garcigrande premiado con la vuelta al ruedo y dejando ambos diestros más que entreabierta la Puerta de los Cónsules.

El bravo tercero de Garcigrande, que empujó a conciencia y con clase bajo el peto, resultó alegre, pronto y embestidor en el último tercio. Tejela rayó con él a gran altura firmando una de las mejores faenas que se le recuerdan y ofreciendo una importante dimensión. Ligó Matías tandas de mano baja y en redondo por el derecho, rompiéndose el torero. Por el izquierdo, cuando acertaba a cogerle la distancia, lo cuajó también en buenos muletazos culminando una obra completa, a la altura del gran toro. La estocada, hasta la empuñadura, acabó con el toro, que dobló en la misma boca de riego. Con el sexto, con más picante el toro y sin dar facilidades, Tejela no terminó de romper.

José Tomás dejó también más que entreabierta la Puerta de los Cónsules de Nîmes después de cortar las dos orejas a su primer toro. Tomás, que había quitado correcto por gaoneras al toro de Conde, comenzó la faena al segundo con unos doblones muy toreros para luego coger la derecha y firmar dos tandas de muletazos largos aunque fue al natural donde dinamitó la faena el de Galapagar en series de muletazos hondos, encajados y ceñidos que entregaron el Coliseo.

Aprovechó la buena condición del toro salmantino antes de concluir con unas ceñidas manoletinas. Mató recibiendo y dejó un pinchazo hondo, el toro tardó en morir y llegó el aviso, lo que no fue impedimento para que le concedieran las dos orejas.


El quinto ha sido el más deslucido, por gazapón y desrazado, y obligó a José Tomás a recorrer prácticamente la totalidad de la arena ante las dudas del toro. La faena no pudo ser lucida, aunque hubo detalles y voluntad del diestro con un toro muy molesto. Pese a todo, parte del público pidió la oreja, no mayoritariamente, y el palco la concedió.

Javier Conde, en su primer turno, sorteó un animal manejable que llegó algo andarín a la muleta y el malagueño basó el trasteo sobre la mano derecha en series de su personal estilo. Apenas lo probó por el izquierdo y desistió. El público terminó enfadándose.

miércoles, 27 de mayo de 2009

José Tomás torea al cielo y Moreno se reivindica en Córdoba

www.burladero.com



Se dispuso José Tomás a brindar a su primer toro al público cuando, montera en mano, miró al cielo. Pasó casi inadvertido, pero era su pequeño homenaje a la persona a la que le debe casi todo. A su abuelo Celestino. Aquel que le enseñó a amar el toreo y que hizo que sustituyera la camiseta de fútbol - la del Atlético de Madrid, por supuesto - por el capote y la muleta.

Por eso Celestino, allá donde esté, tendrá que estar orgulloso por la dimensión que su nieto ha dado en Córdoba. Porque sin llegar a la rotundidad de otras tardes cosechadas este año - lo de Valencia y Jerez aún permanece en la retina - José Tomás sí que ha dado muestra de su gran concepto del toreo y de su poderosa tauromaquia.

En el marcador, empató a orejas con José Luis Moreno, que no se quiso nunca ganar la pelea. Y todo con una corrida de Las Ramblas desigual de hechuras y casi perfecta para hacer lo que se ha venido a (mal) denominar el toreo moderno. Toros boyantes pero faltos de casta. ‘Que se dejan', dicen algunos. Pero lejos de lo que es un toro bravo.

Con ellos, José Tomás dio una buena versión con el quinto, ancho de sienes y de feas hechuras, al que recibió muy templado a la verónica a pies juntos. Lo cuidó el madrileño en el caballo, con dos picotazos, para volver a torear a la verónica. Y Moreno le replicó, con unas ceñidas gaoneras de mucha exposición.

Tras un templado comienzo de faena en el tercio, José Tomás se fue rápidamente a los medios. Para dar distancia al toro, que perdió las manos en cuanto le bajó mínimamente la muleta. Por eso fue fundamental el toreo a media altura, cuidándole y dosificándole. Pulseando mucho la embestida y haciendo todo a favor del de Las Ramblas, que aunque acudía al cite con mucha prontitud no terminaba de entregarse bajo la muleta del madrileño.

A partir de ese momento, la faena cogió vuelo. Al natural. En otras dos series de mayor acople y profundidad, bajando algo más la tela. Poquito a poco, que las cosas cuando se hacen despacio y bien saben mejor. Siempre en los medios de la plaza. Logrando una serie de mucha calidad, con un natural marca de la casa, sacando todo lo bueno que tenía el toro, que en manos de José Tomás terminó pareciendo mejor de lo que era.

El final de faena tuvo mucha más emoción, con el toro buscando tablas y él dándole el pecho. Y brillando por circulares rematados con un extraordinario cambio de mano, amén de los ayudados por alto y trincherazos. La estocada cayó desprendida, pero las dos orejas se pidieron con mucha fuerza.

La otra oreja la cortó del segundo, al que ya había recibido muy bien a la verónica, combinadas con chicuelinas. Tras ese brindis al cielo, arrancó por estatuarios. Con la muleta flambeando por el viento y sin inmutarse. El de Las Ramblas iba y venía, pero ‘cogido con alfileres'. Sin entregarse. Lo mejor volvió a llegar con la zurda, dando distancia al toro y toreando muy templado. Gustaron, y mucho, los naturales a pies juntos, así como el final en el terreno de tablas, pasándose los cuernos muy cerca, al igual que las manoletinas. Cortó una oreja tras una estocada algo defectuosa.

José Luis Moreno tampoco quiso quedarse atrás y no pareció notar la presión de la corrida. Por eso no perdonó ni un quite, por tafalleras, verónicas y chicuelinas y con la muleta fue todo entrega y disposición. Con dos toros muy diferentes. Su primero, un toro mansito que se lo pensaba y tardeaba. Pero que no embestía con mal son. Tardó en cogerle el pulso pero cuando lo hizo y se acopló... se gustó. Insistiendo y no aburriéndose. Buscándole las vueltas. Brilló, sobre todo, en una tanda de naturales de bello trazo.

El sexto fue diferente. Con mucha más transmisión y con más complicaciones, especialmente por el izquierdo y algo más de raza. Y Moreno le echó garra y fibra, plantándole cara hasta que consiguió ganarle la pelea. Aprovechando su oportunidad.

Menos convincente resultó Finito de Córdoba. Porque aunque toreó muy bien a la verónica a sus dos toros, aburrió con un trasteo largo con el deslucido primero y no terminó de acoplarse con el manejable cuarto. Los naturales fueron tan estéticos como ligeros. Una vez más, Finito no fue profeta en su tierra.

José Tomás y José Luis Moreno abren la puerta grande en Córdoba


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José Tomás llenó la plaza y cortó tres orejas, aunque no fue de sus tardes más redondas. Su personalidad quedó siempre de manifiesto y su valor apareció en dos faenas ya cuando ambos trasteos estaban en sus postrimerías.

El diestro de Galapagar realizó una faena de menos a más en el segundo, un toro rajado y con el que brilló más en los muletazos finales cerca de las tablas.

Mejoró en el quinto, aunque fue un toro de Las Ramblas excelente. La faena pecó de falta de continuidad, de poca unidad, aunque finalmente rompió la plaza en una tanda enorme con la izquierda. Su personalidad y el influjo que ejerce sobre los públicos fueron decisivos para cortar tres orejas.

Le replicó con contundencia José Luis Moreno, que con el tercero hizo la faena más rematada de la tarde, sobre todo porque aunó su buen estilo con una clara inteligencia para situarse en el sitio y cuajar una faena de emotividad muy alta. El sexto le puso en aprietos pero de nuevo estuvo valiente y torero.

Finito toreó bien con el capote pero no estuvo inspirado ni en el flojo primero ni en un buen cuarto al que no logró hacerle la faena posible.



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Con lleno de 'no hay billetes', se jugaron toros de Las Ramblas, desiguales, nobles y manejables.

Finito de Córdoba, palmas tras aviso y ovación con saludos.

José Tomás, oreja y dos orejas.

José Luis Moreno, dos orejas y oreja.

domingo, 24 de mayo de 2009

Fallece Celestino Román Martín, abuelo de José Tomás


Desde esta pagina, quiero expresarle mi más sentido pesame al Maestro.
José, piensa que desde algún sitio, lejano o próximo, él siempre guiará tus pasos y estará a tu lado como hizo hasta ahora.
Ánimo Maestro.


www.burladero.com


Esta madrugada ha fallecido Celestino Román, abuelo del diestro José Tomás, a los 90 años de edad. Sus restos mortales permanecen en el tanatorio de la localidad madrileña de San Lorenzo de El Escorial, y mañana recibirán sepultura en el cementerio de Galapagar, donde se crió.

Nacido en Colmenarejo, Celestino Román Martín, el conocido como "abuelo Celestino", fue quien inculcó la afición por los toros a su nieto. Emparentado con el ganadero Victorino Martín, Celestino trabajaba como taxista en Galapagar y, además, como era habitual en su tiempo, prestaba sus servicios como chófer para toreros.

El abuelo Celestino inculcó su afición a José Tomás. Fue quien lo llevó por vez primera a los toros y quien le animó a ponerse delante de una becerra por vez primera. Tanto, que el propio José Tomás, después de su histórico triunfo el 17 de junio de 2008 en Madrid, quiso dedicarle el triunfo a él y a su hermano Antonio: "Sólo quiero decir que este triunfo se lo dedico a mi abuelo Celestino y a mi hermano Antonio, él sabe por qué", aseguró entonces a Burladero.com.

El propio Celestino reconocía días después, en televisión, lo que le dijo su nieto: "Llegó a casa al día siguiente y me dijo, abuelo, toma, que te traigo un regalo, a ti y a mi hermano Antonio, y me dio las cuatro orejas de Madrid", relataba, después de ver su sueño cumplido: "Cuando yo lo llevaba de pequeño, la ilusión mía era verlo salir por la puerta grande y..."


Celestino, el abuelo sordísimo con la mirada ingenua

Barquerito


www.hoy.es

El retrato robot del torero proclamado mito del siglo XXI hace referencia a un hombre sin doblez, bondadoso, candoroso y particularmente generoso con la gente que ha trabajado con él. La persona que más decisivamente inclinó su vocación hacia los toros, su abuelo materno, Celestino Martín, responde a ese mismo perfil. La pura llaneza. Cerca de los 90 años. Rico terrateniente de Galapagar, donde supo invertir sus ahorros a tiempo. Pariente ni lejano ni próximo de Victorino Martín y sus hermanos.

Y en estos terrenos se ha fraguado también un misterio nuevo. Se llamó a José Tomás 'el sobrino de Victorino' cuando comenzó la singladura. Tema tabú hace tiempo. Victorino no existe y punto. Ni cuando Victorino, hombre clave en la salida del torero, se ha despachado con él sin morderse la lengua. La callada por respuesta.

El abuelo, chófer de toreros en los años 40 y 50, (que así rezaba en su tarjeta de visita), intimó con uno de los epígonos del manoletismo de la época: Jaime Marco, El Choni. Por mediación de El Choni se ataron los hilos que llevaron a José Tomás a México a educarse y forjarse.

Han hecho fortuna en los últimos años las teorías que pretenden la existencia de un esoterismo en el personaje y en el torero. La influencia de un gurú. Y de no uno, se dice, sino de hasta dos o tres. El abuelo Celestino es la refutación en carne y hueso de tan pretendido misterio. El abuelo Celestino no es ni gurú ni santón. Es un abuelo del todo clásico. Madrileño de la sierra. Sordísimo, con la mirada ingenua de los sordos. Una mirada transparente. El orgullo de la sangre sin ningún tipo de arrogancia.

sábado, 23 de mayo de 2009

Morante, José Tomás y Hermoso, protagonistas en Tendido Cero


www.mundotoro.com

Madrid (España). Morante, José Tomás y Hermoso de Mendoza tienen esta semana un protagonismo especial en Tendido Cero. El sevillano monopoliza "Olé", en especial con el toreo de capote que desplegó el jueves en Las Ventas. José Tomás aparece en el musical "Hoy como ayer" en el que se recrea su actuación en Jerez con un toro de Cuvillo premiado con la vuelta al ruedo con la voz de La Niña Pastori de fondo. Por su parte, Hermoso de Mendoza cierra el espacio con otro video clip titulado "Hermoso Visión" en el que se funde el toreo del navarro el domingo en Madrid con la canción ganadora del festival de Eurovisión.



Otros reportajes que aparecen en esta edición del programa de TVE están centrados en las nuevas tendencias de la fotografía y el toreo con los últimos trabajos de Anya Bartels, Marisa Florez, Javier Arroyo, José Ramón Lozano y Constante. La segunda parte del dedicado a José Luis Marca, además de su faceta de ganadero, hace un repaso a los toreros que ha apoderado. La feria de San Isidro tendrá amplio tratamiento y análisis y se ofrecerá la última hora sobre el estado de El Fundi.

domingo, 17 de mayo de 2009

El toreo y el toro en Jerez

www.burladero.com

Dice Álvaro Cuvillo que lo de hoy en Jerez es el toreo y es el toro. Que se alegra hasta de echar uno manso. No echárselo a cualquiera, echárselo a José Tomás. Algo así como que engrandece aún más al torero sin importarle que algún día no quepa en su casa de Estepona. Si no, lo de esta tarde ahí queda para el que lo quiera ver. Como quedó lo de Valencia y lo de Málaga.

Hace justo un año y trece días, José Tomás estuvo muy cerca de perder la vida en esta misma plaza. Hoy volvió a ella con la cicatriz de recuerdo que le cruza el cuello, la mente limpia y el corazón sereno porque para ponerse donde lo ha hecho y estar como ha estado José Tomás con el manso quinto de cuvillo hay que ser amnésico perdido. Igual que lo son los toros buenos y bravos como el segundo, que a cada envite olvidan que han perdido el anterior para seguir la muleta sin resuello.

En los medios de la plaza se citaron en Jerez el toro y el toreo. ¿El toro? ¡Cómo era el toro!. Una maquina de embestir derecho. Idílico. El saludo rondeño y mecido rodilla en tierra a la verónica, sólo hizo que testar lo que el cuvillo prometía por fuera. Lució José Tomás al colorado ojo de perdiz en el caballo, lo puso largo y lo administró después con criterio.

Se barruntaba el lío que luego fue. Todo al natural salvo una serie última con la espada de verdad montando la muleta a derechas. Así lo quiso José, que se pegó el gustazo de cuajar un toro con la izquierda en Jerez. No le pudo obligar por abajo, pero el toro cuajado quedó. Ayudándole al principio y transportándolo toreado y largo después en series de seis y siete. Honda armonía, pureza, encaje y naturalidad. El toreo. Sin academicismos ni amaneramientos.

Le regañaron por coger la espada, pero Tomás - que a poco lo hubiera indultado- no se dio coba y se fue derecho detrás de ella pese a clavar defectuoso. La vuelta al ruedo bien pagó al deslumbrante toro, que hasta por el rabo embistió.

El quinto fue el antónimo del segundo. Poco agraciado y manso. Abanto de salida, no paró quieto. Como alma que lleva el diablo huía el toro sin tomar en serio los capotes que se le cruzaban por medio. No insistió José Tomás, que a conciencia lo picó de menos. El de Galapagar presentó siempre sincero el pecho y la muleta. El de Cuvillo iba y venía sin entregarse, nunca metido en el engaño, pero con transmisión y evidente sensación de riesgo.

José Tomás ni se inmutó en unas primeras series de un toma y daca consciente, asumido el peligro. Fue fijando al toro Tomás y se terminó haciendo con la embestida e interesando al animal por el mismo pedazo de tela que hace diez minutos despreciaba. ¿Milagro?. Si, el del toreo. ¡Torero, torero!, gritaba la marabunta cuando rodó el de El Grullo.

El Cid cortó dos orejas a un lote de cuatro largas. El tercero fue toro bueno de verdad, con calidad y recorrido que recibió muy buen trato de parte de El Boni, perdiendo muchos pasos como acostumbra, ahorrando capotazos y ayudando a que el animal rompiera. Banderilleó cumbre El Alcalareño y le tocaron la música.

Llegó a la muleta el toro embistiendo con alegría y repitiendo incansable, con celo, nobleza y motor. La faena de El Cid desmereció. Mucha intermitencia y desacople. Ligereza también. El trasteo fue cayendo hasta difuminarse. Fue ovacionado con justicia el toro. Al limbo el cuvillo.

El sexto fue otro gran toro. Este último tuvo mucha calidad, clase y repetición y esta vez sí pudo agarrar el triunfo el torero que ligó con temple y compostura sobre la mano derecha, puso más fe, apretó al toro al final y le exprimió hasta conseguir el triunfo, abrochado de una buena estocada.

Juan José Padilla se dio un respiro en su tierra con una de Cuvillo en el cartel estrella. Para él no fue ninguno de los premios gordos del encierro aunque sí alguna aproximación. Sorteó en primer lugar un toro bondadoso y flojo, al que tardó en cogerle el aire, y cuando lo consiguió fue avanzada la faena en una serie intensa pero algo tosca para la suavidad que requería la frágil condición del toro. Todo fue a menos, también el toro, y el jerezano fue ovacionado.

Al cuarto le cortó una oreja, toro bajo y de buenas hechuras aunque el más terciado del encierro, que resultó noble y manejable pese a faltarle la raza. El jerezano se resistió en un principio a banderillearlo, no por chungo sino por todo lo contrario. Terminó haciéndolo a petición popular y con la muleta se metió encima del toro a las primeras de cambio, atacando por demás a un animal que acabó apagando todavía más el propio torero. Mató de buena estocada. Oreja demasiado paisana.