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martes, 10 de junio de 2008

JOSÉ TOMÁS EN SAN SEBASTIAN


La Casa Chopera ha presentado este mediodía las combinaciones de la Semana Grande del 2008 en la plaza de toros de Illumbe, una feria que se celebrará entre el 10 y el 17 de agosto y que estará compuesta por ocho corridas de toros, dos de ellas mixtas.

La feria cuenta con la presencia de casi todas las figuras, a excepción de Talavante, y cuenta con los ‘dobletes' de El Juli y el rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza. También están anunciados Enrique Ponce José Tomás, El Cid, Sebastián Castella, Manzanares, Miguel Ángel Perera y Juan Bautista, entre otros.

Las combinaciones oficiales son las siguientes:

- Domingo 10 de agosto. Toros de Cebada Gago para El Fundi, Juan José Padilla e Iván Fandiño.

- Lunes 11 de agosto. Dos toros de Fermín Bohórquez para rejones y cuatro de Valdefresno para el rejoneador Hermoso de Mendoza y los diestros Julio Aparicio y El Cid.

- Martes 12 de agosto. Toros de Jandilla para Morante de la Puebla, El Juli y El Fandi.

- Miércoles 13 de agosto. Toros de El Ventorrillo para Enrique Ponce, Antonio Barrera y Sebastián Castella.

- Jueves 14 de agosto. Toros de Núñez del Cuvillo para Finito de Córdoba, José Tomás y Juan Bautista.

- Viernes 15 de agosto. Toros de Joselito y Sánchez y Sánchez para el rejoneador Hermoso de Mendoza y los diestros Eduardo Gallo y Cayetano.

- Sábado 16 de agosto. Toros de García Jiménez para El Juli, José María Manzanares y Miguel Ángel Perera.

- Domingo 17 de agosto. Toros de Victorino Martín para Pepín Liria, Antonio Ferrera y Diego Urdiales.

JOSÉ TOMÁS DONA EL PREMIO PAQUIRO A LA FUNDACIÓN SÍNDROME DE DOWN DE MADRID


ELMUNDO.ES
MADRID.- El diestro José Tomás, galardonado con el segundo Premio Paquiro de Toros de El Cultural (patrocinado por Telefónica) ha decidido donar el importe del mismo a la Fundación Síndrome de Down de Madrid, que está recaudando fondos para construir un Centro de Atención Integral de Adultos con Discapacidad Intelectual.

Dicho centro, según explica la institución en un comunicado, será edificado sobre una parcela de 8.000 metros cuadrados de 'suelo solidario' adjudicada mediante concurso por el Ayuntamiento de Madrid. De ese espacio, algo más de la mitad estará destinada a edificios asistenciales.

Se espera que el complejo esté terminado para 2010, y la fundación ha abierto una cuenta corriente (2038.1525.49.6000018228 de Cajamadrid) para recaudar fondos. El presupuesto previsto es de 7.250.000 euros.

El futuro centro incluirá una residencia, un centro de día, un centro ocupacional y otras instalaciones.

La residencia (40 plazas) acogerá a personas adultas con discapacidad intelectual que requieran, por razones personales o sociofamiliares, un hogar alternativo y un apoyo institucional. El centro de día ofrecerá servicios de habilitación personal y social, rehabilitación, cuidados personales y asisstencia especializada, con el objetivo de potenciar el máximo desarrollo de sus capacidades y posibilidades de integración social.

JOSÉ TOMÁS EN LA FERIA DE SANTIAGO, SANTANDER


José Tomás, principal atractivo del cartel de la Feria de Santiago 2008
El alcalde de Santander, Íñigo de la Serna, y el presidente del consejo de administración de la Plaza de Toros, Constantino Alvarez, han presentado hoy el cartel de una feria "muy bien rematada

El torero José Tomás será el principal atractivo de la Feria de Santiago 2008 que se celebrará del 18 al 27 de julio en la Plaza de Toros de Cuatro Caminos de Santander, compuesta siete corridas, dos espectáculos de rejones y una novillada.
El alcalde de Santander, Íñigo de la Serna, y el presidente del consejo de administración de la Plaza de Toros, Constantino Alvarez, han presentado hoy el cartel de una feria "muy bien rematada", por la que pasarán "las principales figuras del panorama taurino nacional", entre las que destacaron a José Tomás como "la mayor figura del toreo en la actualidad".


A las siete corridas de abono, hay que añadir la tradicional de de Beneficencia, que tendrá lugar el 28 de julio, fuera de abono. Además, el cartel se completa con un espectáculo de recortadores y, pro primera vez, otro a cargo de las escuelas taurinas.

La feria se abrirá el 18 de julio con una novillada en la que estarán los primeros novilleros del escalafón Rubén Pinar y Jose manuel Mas, junto con la revelación de la temporada, "El Payo"; con ganado de Yerbabuena.

Al día siguiente, toros de La Quinta serán lidiados por Uceda Leal, Valverde y Joselillo; para que el 20 de julio, el tercer espectáculo de la feria tenga como protagonistas a los rejoneadores Fermín Bohórquez, Pablo Hermoso de Mendoza y Álvaro Montes, con reses de Bohórquez.

Manuel Jesús "El Cid", David Fandilla "El Fandi" y José María Manzanares, se enfrentarán a toro de "El Pilar" en 21 de julio;

y, un día después, con ganado de El Puerto de San Lorenzo, compartirán cartel Enrique Ponce, Sebastián Castella y Pérez Mota.

En principio, la jornada estelar de esta Feria de Santiago 2008, será la del 23 de julio, en la que José Tomás, Manolo Sánchez y Francisco Marco torearán reses de Victoriano del Río, misma ganadería con la que José Tomás viene de triunfar en Las Ventas (Madrid), donde salió por la puerta grande tras cortar cuatro orejas.

En el siguiente festejo Núñez del Cuvillo aportará toros para José Pedro Prados "El Fundi", Julián López "El Juli" y Miguel Ángel Perera.

El 25 de julio (Festividad de Santiago), Pepín Liria se despedirá del coso de Cuatro Caminos compartiendo cartel con Domingo López Chaves y Luis Bolivar, con reses de la ganadería Fuente Ymbro;

mientras que la de Victorino Martín ha sido seleccionada para la última corrida de la feria en la que torearán Juan José Padilla, Antonio Ferrera y Diego Urdiales.

A expensas de la corrida de Beneficiencia, la feria se cerrará el 27 de julio con el espectáculo de rejones que ofrecerán Andy Cartagena, Sergio Galán y Diego Ventura, con toros de Luis Terrón.

"Esperamos que sea la mejor feria que ha tenido Santander" ha dicho el alcalde, quien también ha hecho hincapié en que se ha mantenido el criterio de que ningún torero repita en una misma feria.
Además, ha destacado que este año se verá en Santander a "las principales figuras" de la actualidad y a "todos los triunfadores del pasado año, para premiarlos por la buena actuación que tuvieron en Santander".

Por Barbeito, José Tomás el Mito y el Hombre


José Tomás. El mito y el hombre
POR ANTONIO GARCÍA BARBEITO

Todos los caminos llevaban a Las Ventas. La tonsura urbana que se levanta en el descampado donde han de ir a confirmar su torería los diestros, era el kilómetro cero y la última estación. Ni había otro lugar de citas ni había otro nombre que el de él. «¿Y quiénes son los otros dos?», preguntaba la gente: «…Pues…, no sé». Ha sido la única vez que he visto que una tarde quepa en una plaza de toros: todo estaba allí. Y algo seguro en todos: o se forma la locura o le matamos la paloma de la chistera. La tarde se llamaba Madrid. Y se llamaba reencuentro, y se llamaba ganas de ver de los ciegos, y ganas de andar de los tullidos, y también se llamaba envidia, y también se llamaba sangre, y también se llamaba gañafón de pitón que acaba con la historia.
La tarde, cárdena de nubes y dudosa de chaparrones, aconsejaba ir vestido de primavera pero con el paraguas o el impermeable a mano, por si acaso. Por previsión y por no confiar del todo en un sol que en junio se supone hegemónico pero que a lo mejor se raja en el tercio de la tormenta. Precaución. Hubo, no obstante, quien, quizá para no tentar al tiempo, se fue en camisa; y quien, seguro de que llovería, se vistió de agua. Eso era visible por fuera… y se suponía por dentro, que el ánimo aficionado también eligió para ir el jueves a Las Ventas dos «vestidos», que los había vestidos de Tomás sin condiciones y los había vestidos de dispuesto para saltar de espontáneo a señalarle el truco al mago. Había, pues, dos maneras de entender el tiempo y dos maneras de entender a Tomás. En quienes confiaron en que la tarde no se estropearía, camisas; en los desconfiados, paraguas. Así estaban los tendidos. Y en un lado de las ideas, el ole haciéndose; en el otro, la censura que ya se trae hecha para servirla entre silbidos de revés.
Venía del cuarto de los espejos
Era para haber vestido a la plaza con los colores de los entregados y de los incrédulos, y nos hubiera quedado un aforo dividido, mucho más marcado que el del sol y la sombra. La tarde, que todo su azul lo tenía en el uniforme de la Policía y en los impecables trajes de los escoltas del Rey, arriba era gris, un gris que a veces tiraba a celeste y otras amagaba con irse a negro. Venía Tomás del cuarto de los espejos donde su imagen se multiplica en cien ángulos, de torear toritos de aire con la lentitud de una ola cansada, de sentirse, de aprenderse, de mirarse, de verse antes de que lo vean. Rodeado de espejos como si se rodeara de ojos, de todos los ojos, los que están con él y los que lo miran como se pincha un muñeco de brujería. Venía Tomás del túnel de los espejos, esos espejos donde se han quedado las crónicas de tantos sueños toreros, que hay faenas inmortales que duermen para siempre en los pliegues de agua de un espejo de hotel y se apulgararon como las esquinas donde el azogue del tiempo melló la imagen. Venía, azul pavo y oro, dispuesto a ser gallo que dejara en las veletas el quiquiriquí superior de su nuevo amanecer. Hizo el paseíllo como quien no quiere molestar la arena, un pasito leve, corto, pasito de niño tímido que va a tomar la primera comunión. Menudo y sin alardes, cuasi queriéndose quedar invisible para todos, como no queriendo salir de sus íntimos espejos. En la calle, famosos y cámaras, micrófonos y palabras. Él, ni una declaración, ni una frase que vaya con él, subalterna, al callejón. Arriba, el reloj y el cielo; asomados al callejón, el Rey y su hija la Infanta Doña Elena. Esperando turno en el 8, un republicano que se ajusta la montera como la corona de los parias —aunque una tarde suya pueda abrir un banco—, un muchacho que vino de testigo a una confirmación para acabar dejando a todos de testigos de lo increíble.
El hombre crea un personaje
El hombre ha labrado el mito. «Como no te lo creas, no llegas», le dijo un viejo matador a un chaval que empezaba a poner andares de novillero. El hombre se supo capaz de crear por encima de él un personaje. Sabe Tomás que aquí vende mucho el misterio, sabe que el buen paño, en el arca se vende. Sombra, misterio, amistad con los poetas y ni una entrevista. Soltero que siembra de preguntas la curiosidad de la gente, y un muchacho al que hay que ver haciendo el paseíllo para verlo. Y ahí, en el paseíllo, ya no es un muchacho más, ya no es un torero más: es el mito que ha tenido la condescendencia de dejarse ver. Lo que pasa es que después hay que demostrarlo, si se quiere la comunión general de aficionados. Y Tomás ha sabido hacerse mito en su retiro. Lo habíamos visto, años atrás, cuando las lentejuelas de su vestido cerraban los ojos al ver venir los cuernos tan cerca. Lo habíamos visto citar de lejos, con la muleta firme como una tabla, a puntas que le sacan hebras al viento, y pasárselas por la entrepierna como si fuera el jaboncillo de un sastre. Pero todavía no había construido el mito. El hombre tomó la senda de los pocos sabios que en el mundo del toro han sido y se le puso cara de cartujo que va a cambiar las luces por el hábito. El retiro fue como un trance, un largo trance en el que habrá matado no sé cuántos toros, en el que habrá abierto no sé cuántas puertas grandes, pero, sobre todo, el retiro de este muchacho fue para modelar el mito. El tango de la calle susurra aproximaciones, que si dicen que va a volver, que si dicen que se va a casar, que si dicen que nunca más se volverá a vestir de torero… Y empieza el viento a trabajar las formas del mito. Nada más grande que el misterio, para empezar a creer. En su retiro, se hablaba de Tomás como de algunas apariciones en los descampados de las ciudades y los pueblos. Dicen que han visto, dicen que le han hablado, dicen que ha sentido, dicen que se le aparece… El hombre supo guardar ayuna de triunfos, de dineros y de fama porque sabía que el día que volviera a aparecer por la escena, sería distinto, si él era capaz de no menoscabar la invisibilidad del mito, si era capaz de mantenerse adorado en el fanal de un soneto o ante la mariposa de esperanza de aficionados que guardaban memoria de una tarde, unos cuernos, una faja de seda verde que puede convertirse en sudario en cualquier momento.
El mito ha vuelto. Trae con él, dentro, al hombre, a su creador. Silencio, prudencia, ni una palabra, ni un gesto común, ni micrófonos ni cámaras, ni páginas de revistas, ni declaraciones rimbombantes, ni dejarse ver y tocar como si fuera carne mortal. Hay que mantener vivo el mito. Y el mito, sin aparecer, amontona millones en cada firma que nadie ve, revienta los aforos y enciende los tendidos, revuelve la afición y hace viajar a España allí donde él señala. Arrastra. En Madrid había una síntesis de España. Habían venido de todas partes, como iban a los sitios de apariciones los creyentes. Tomás es la imagen de la nueva aparición, y, como ocurrió con otros, hay quien es capaz de pagar por verlo andar.
Sabía el mito que la gente estaba esperándole. Y, sobre todo, sabía que unos lo esperaban con alas de paloma y otros con garras de león. Pero todos lo esperaban. Para pedirle que obrara un milagro o para pedir su crucifixión, pero allí estaban todos. Esperando. Tarde de esperas, como le esperará siempre. Silencio. El viento le vino contrario. Y el cielo. Parecía que manos dispuestas a romper su credo habían traído desde la mentira la lona de la carpa de un circo de provincias para sacrificar en la pista al hombre que mete la cabeza en la boca del león.
Juraron bandera tomasista
Levantó el ala de franela y en la muleta de sus estatuarios juraron bandera tomasista todas las embestidas del toro. Aquí hay que tragar. No salió el hombre que mete la cabeza en la boca del león, salió el torero único, vestido de mito, a jugarse las carnes de verdad, a ofrecer un paisaje de venas a la puñalada previsible de un toro. ¿Que si eso es arrimarse? Los pies juntos en la arena, y para aliñar faena, cuatro quites sin quitarse.
Ya todo fue mito. Ni aspavientos ni gritos. Todo despacio, medido, aparentemente frío. Como los mitos. Un mito no puede parecerse a los mortales ni en la forma de comer. Distinto, en todo. Y sin que se televise: que vayan por ahí las voces contando la faena, que quede en la memoria y la leyenda vaya de unos a otros como las historias de los lienzos de cordel. El mito en todo, incluso al volverse tras el permiso al presidente, que lo hizo girando al lado contrario de donde estaba el Rey, como el estudiado desdén a la Monarquía de quien amontona una república de misterios millonarios. Brindis a la plaza, para convertir el aforo en la espiral precipitada del agua que, ruidosa, se enreda en el remolino de la poza. La locura ya estaba escribiéndose, por él y por quienes, sin saberlo, ayudan a escribirla.
Ante el toro estaba el hombre
Pero si es cierto que en el ruedo estaba el mito, ante el toro estaba el hombre, el torero. Y al torero lo vimos meterse entre las pitas de sus toros como quien corta rosas. Cites de frente, citando más con las venas que con la muleta, una muleta que tenía que torear dos toros a la vez, que el viento iba por delante de la embestida del toro, y Tomás bajó las manos como si firmara autógrafos en la arena. Series de seis, siete muletazos, lecciones con las que un toro aprende anatomía y, si decide, se cuelga en sus perchas el esqueleto del más pintado.
Un mito, sí, pero todo fue verdad: vieron los ciegos y volvieron a caminar los tullidos, y bastó el gestual exorcismo de su toreo para que los demonios salieran huyendo por la boca de Las Ventas. Se apareció. Yo lo vi. Y era él, el hombre; y quedó él, el mito. Valió la pena el retiro. Le ha salido la obra perfecta. Es el dueño de los ruedos, del toreo. Tiene un Cossío en cada mano. Y se la juega. Y gana. Y sigue dividiendo. Unos lo ven y otros no quieren verlo. Y las crónicas susurran: «Tomás… y aprended todos de él…»