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domingo, 14 de junio de 2009

El círculo de los íntimos


Otro apunte de Barquerito

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Buen observador, detallista y, como todos los toreros, de fina memoria, José Tomás tiene ganada fama de ser amigo de sus amigos. Con instinto para distinguir entre aduladores y admiradores. Una teoría sostiene que los dos primeros años de retirada le ayudaron a cribar amigos y a sembrar amistades nuevas. El matador de toros mexicano Fernando Ochoa, a quien conoció en 1994, durante su primer aprendizaje en México, pasa por ser el mejor de sus amigos. Son de la misma edad. La idea de la reaparición, madurada y decidida en secreto, la tomó José Tomás en México mientras en otoño de 2006 toreaba y toreaba con Ochoa en ganaderías del país.

Máxima confianza se le atribuye a Salvador Boix, el hombre que ha negociado con las empresas los contratos y el primero que se empeñó en convencerlo para que volviera como ha vuelto: como mito dueño de planeta propio. Tal vez idea compartida.

Boix es hombre de talento musical: flautista, arreglista, compositor, autodidacta, experto en tocar en fiestas mayores y conocedor del gusto popular. Imaginativo, inquieto, dejó en la vida retirada de José Tomás la semilla del desasosiego. Sólo cuando se siente el desasosiego reaparecen los toreros retirados. Catalán de Banyoles, 50 años, padre de familia, hermano de un ilustre periodista que denunció los abusos del nacionalismo catalán. Salvador peleó durante años por la información taurina de Barcelona y Cataluña: por mantenerla viva frente a todo tipo de censuras y recortes.

Homenajes con cocido

El torero lo eligió hace doce años como confidente y amigo. Cuando Barcelona fue su feudo y trampolín taurino. Boix ideó en vísperas del regreso la publicación en 'El País' de una especie de biografía autorizada de José Tomás. Con la firma, la noble prosa, la complicidad sutil y la inteligencia de una novelista tan rica y decididamente taurina como Almudena Grandes. Biografía disfrazada de entrevista. ¿Lugar? Uno de los comedores del madrileño restaurante Lhardy, donde Manolete recibió en 1944 un almuerzo «homenaje de los intelectuales». No se tiene de pie la idea de que en 1944 hubiera demasiados intelectuales disponibles. Ni se revisó.

La biografía, idealizadora, iba cargada de dinamita contra el mundo de los toros. Los cuatro años de retirada eran, literalmente, una época de «orfandad» entre la afición. Hizo fortuna la idea. Coprotagonista de la historia era y es Joaquín Sabina, cantautor de Linares. Donde murió Manolete de cornada de toro en 1947. Sabina, músico y poeta preferido del diestro de Galapagar. Mutua la admiración, sincera y desinteresada.

Sabina le ha dado a José Tomás el descaro que nunca tuvo. El manejo de la imagen del torero en el momento de su reaparición ha generado clamorosas ambigüedades. Nunca ha entrado al trapo la gente del entorno

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