José Tomás arrasa en las taquillas de la plaza de Albacete

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Ayer a las diez en punto de la mañana se abrían las taquillas de la plaza de toros de Albacete en medio de un espontáneo aplauso. Cerca de un millar de personas, entre gente de la cola, aficionados y curiosos en general. La expectación era inédita. La poblada fila empezaba frente a la puerta grande y se prolongaba hasta la entrada al patio de caballos, donde hacía una curva que llegaba hasta la esquina de las calles Feria y García Mas. Como para ver a los Rolling Stones.
Cuando se abrió el cordón policial, Carolina Fraile -su trabajo le ha costado- pasaba a comprar sus entradas antes que nadie: «Es la primera oportunidad que tengo de ver a José Tomás, y no quería desaprovecharla», comentaba, ya con la preciada localidad del tendido 8. Su marido, Jorge Cifuentes, explicaba que «con los relevos tampoco se ha hecho tan pesada la espera». La tranquilidad se rompió por un momento cuando un hombre de mediana edad, haciéndose el despistado, trató de colarse por la patilla hasta la zona de las taquillas. La acción fue acogida con un fuerte abucheo. Ramón Bermúdez llevaba agarradas sus dos entradas como si fueran dos orejas y estuviera saliendo por la puerta grande: «Llevo aquí desde el jueves, pero si José Tomás tiene alguna cogida en las corridas que le quedan antes de la fecha de Albacete, adiós entradas», comentaba.
El último de la fila
«Pensaba venir anoche, pero me he quedado dormido, y acabo de llegar», contaba, algo desanimado, Juan Antonio Sánchez, el último de la fila. Por su parte, Rudiger, alemán, esperaba comprar, además, entradas para la de Ponce, la de Morante y la de El Fandi: «Ya he visto toros en Valencia y Sevilla. Ojalá hubiera corridas de toros en Alemania».